La temporada de vacaciones es, sin duda, una de las favoritas de todo el mundo. Viajar es una gran oportunidad de desconectarse y disfrutar, ya sea yendo a la playa, nadando y jugando un rato, o tomando nuestra bebida favorita. Incluso hacer un viaje largo por carretera, o si queremos hacerlo en grande, tomar un avión y conocer ese lugar que hemos querido visitar desde hace mucho. Naturalmente, todo este plan de salir y conocer implica muchas cosas bastante estresantes, como comprar ropa y artículos que vamos a necesitar en nuestras vacaciones, realizar papeleo si vamos a salir del país, elegir hotel, cargar gasolina al coche, etc. Pero realmente, ¿nos hemos preguntado cómo se ve afectado el planeta cuando vamos de vacaciones?
El periodo vacacional termina con playas sucias, mares contaminados, degradación de suelos, fijación de CO2 atmosférico, incendios forestales, entre otras.
Primero que nada, el trasladarnos hacia nuestro destino aporta el 21% de emisiones de CO2 a nivel mundial, que es lo emitido por la industria del transporte (BBVA, 2022), siendo la principal fuente de contaminación en las vacaciones y generando un mayor impacto al trasladarse en avión, así como los viajes en el destino (Santander Post, 2023). Por otra parte, en el agua encontramos daños más visibles. La fiesta en la playa termina con vasos y cubiertos desechables, flotadores y juguetes de plástico de un solo uso, perjudicando a los ecosistemas acuáticos y la supervivencia de las especies que lo habitan. Por lo menos en España, representan el 71.5% de los desechos encontrados en las playas, según el Informe de Resultados del Programa de Seguimiento de Basuras Marinas (RTVE, 2022).
Todos estos residuos plásticos hacen más vulnerables a los animales marinos a sus daños provocados por la ingesta de los microplásticos o dañando a la flora al liberar sustancias tóxicas, y obviamente, contribuyen a la emisión de gases de efecto invernadero (GEI) (RTVE, 2022), poniendo en peligro la preservación de los ecosistemas. Mientras que para nosotros este periodo significa descanso y vacaciones, para el planeta significa seguir luchando por su supervivencia. El uso de protector solar en la playa se traduce en contaminación del mar e incluso se ha llegado a encontrar benzofenona-3 u oxibenzona, hormona femenina sintética presente en algunos protectores solares, en cáscaras de huevos de aves silvestres, transmitido por las madres al consumir pescado contaminado (RTVE, 2022). Otro efecto de esta contaminación del mar es la amenaza de desaparición de los corales por el blanqueamiento de estos ocasionado por la falta de oxigenación (RTVE, 2022).
La demanda turística ha creado un modelo que se desvincula del entorno, subcontratando empresas para ofrecer sus servicios y dejando en situaciones precarias a sus empleados, y puede llegar a hacer del lugar un espacio inhabitable, deteriorando la calidad de vida de sus habitantes, a la vez que suben el precio de los bienes por la demanda (Nuche, 2018). El uso de piscinas es otro factor alarmante provocado por las vacaciones, ya que utilizan varios litros de agua. Una pequeña de 6 metros puede ocupar hasta 30,000 litros, y a la vez la contaminan con químicos para su limpieza. Por lo que, si tenemos una, es mejor darle cuidados todo el año y taparla para evitar la evaporación del agua. Y si estamos vacacionando, elegir una comunitaria, ya que el uso del agua por persona es menor. El aire acondicionado y la comida son dos factores de desperdicio que aumentan nuestra huella ecológica durante nuestra estadía en otros lugares. El primero por el uso de energía, por lo que es aconsejable no fijarlo a menos de 25°C, poner aislantes en casa y evitar que entre el sol de manera directa. Por su parte, la comida se desperdicia fácilmente, y es más propenso si estamos en un hotel todo incluido, ya que no sentimos el gasto en los alimentos. Por lo que dejar que se eche a perder y tirarlo contamina, sumado al consumo energético utilizado para su producción, por lo que es recomendable preparar aperitivos no muy procesados y tratar de consumirlos en su totalidad (RTVE, 2022).
Por fortuna, ante esta situación, diversas organizaciones a nivel mundial han colaborado con los gobiernos para fomentar políticas que hagan del turismo una actividad sostenible. La Organización Mundial del Turismo de las Naciones Unidas (OMT) define al turismo sostenible como “El turismo que tiene plenamente en cuenta las repercusiones actuales y futuras, económicas, sociales y medioambientales para satisfacer las necesidades de los visitantes, de la industria, del entorno y de las comunidades anfitrionas” (ONU Turismo, s.f). Estas prácticas se buscan a través de un uso óptimo de los recursos ambientales, manteniendo sus procesos ecológicos y ayudando a conservar los recursos ambientales y la biodiversidad. Otro punto para mejorar las condiciones del sector es el respeto a la autenticidad sociocultural del lugar a visitar, cuidar de su cultura e historia, así como reconocer el valor de sus tradiciones y promover el entendimiento y la tolerancia de otras culturas. Como tercera vertiente en estas mejoras, se deben asegurar a largo plazo las actividades económicas viables y que repercutan en beneficios económicos justos para los involucrados (ONU Turismo, s.f). Todo esto es a conciencia no solo del impacto ambiental que genera, también es por la dependencia que existe entre los viajes y la salud de las comunidades, el entorno y las culturas del lugar que se visita (Stone, 2022). Acompañado del turismo sostenible está también el turismo regenerativo, cuya filosofía se basa en conservar, regenerar y reparar el daño hecho (Redacción National Geographic, 2022 y a diferencia del turismo sostenible no solo busca disminuir el impacto,busca regenerar y a través de ello reparar el daño ocasionado por el sector de los viajes.
Para finalizar, cabe recalcar que la próxima vez que salgamos de vacaciones, no solo nos dejemos llevar por promociones como viajes todo incluido. Hay que ser más conscientes con las decisiones que tomamos para elegir nuestro destino, pero también hay que adoptar otras medidas para reducir el impacto que dejamos en el ambiente. Primero, viajemos ligero, es decir, llevemos solo lo necesario. Aparte de ser más cómodo, mientras más peso lleve nuestro transporte, más combustible gasta. Si deseas proteger tu equipaje, cúbrelo con una funda de tela reutilizable para no consumir plástico. Segundo, busca hoteles que se alineen con prácticas sostenibles. A su vez, si el hotel no es muy incluyente con estas políticas, solicita el cambio de toallas y sábanas solo cuando sea necesario. Y dale un plus a estas ideas sirviéndote del bufé solo con lo que vayas a comer, así evitarás el desperdicio. O bien, vive una experiencia única hospedándote en casa de algún local. Será más ecológico y aprenderás más de la cultura y del estilo de vida del lugar.
Evita los plásticos de un solo uso, lleva tus botellas, platos y cubiertos reutilizables, y lleva bolsas de tela para tus compras. Investiga sobre el proceso de separación de basura existente en el lugar que visitas para gestionar tus residuos, y prefiere consumir productos que generen menos basura. Consume local, esto ayuda a la economía del lugar, ya que muchos sitios en el mundo dependen del sector turístico; hay que apoyarlos.
Y prefiere desplazarte en transporte público o en bicicleta durante tu estancia. Finalmente, cuida la flora y fauna, no te lleves nada del lugar que te recibe, y no alimentes a los animales. No perturbes su hábitat ni alteres su ritmo natural (Greenpeace, 2022). Estas prácticas, sumadas a un consumo más consciente, desde lo que comemos y compramos hasta el lugar que decidimos visitar, resultarán en una reducción del impacto ecológico que producimos al salir de vacaciones. Podremos disfrutar así de esta forma de entretenimiento por mucho más tiempo y compensando al planeta por todo lo que le hemos quitado.”
Con información de: Impacto de las vacaciones en el medio ambiente – Camara Verde de Comercio